LA
POBLACION DE LOS ADULTOS MAYORES
Dentro
de la situación generada en un desastre, el funcionamiento de los ancianos
depende del desarrollo gerontológico de la comunidad afectada, visto desde
diferentes dimensiones. En el clima de pérdidas que acompaña el diario vivir de
los seniles, desde lo micro hasta lo macro social, una situación de este tipo
crea un daño adicional, que pensamos debe establecerse un protocolo de
actuación, en cuanto a la forma de evacuación, las características del lugar de
evacuación, los abastecimientos médicos, y otros recursos materiales, la
preservación de las propiedades del AM, la morbilidad que puede aparecer en
estos casos y la exacerbación de sentimientos depresivos, de pérdida y
desesperanza que de forma precoz observamos en estos pacientes.
Un sector
poblacional que suele ser muy afectado, son las personas de 60 años o más, por
sus condiciones biopsicosociales y la fragilidad que se presenta con los años,
que ante situaciones como los DN pueden incrementar y por supuesto comprometer
la salud del adulto mayor (AM), las dimensiones psicosociales de los mismos
suelen ser impactadas y si el análisis de la situación de salud familiar
refleja la ausencia de factores protectores, entonces el compromiso puede ser
mayor. La convivencia con otros adultos mayores o personas discapacitadas o
incluso los propios estados de soledad física acrecientan el posible daño.
La población de ancianos tiene varias
características e inquietudes que los hacen, en particular, vulnerables a los
efectos de los desastres; pueden responder de una manera ineficaz por su
lentitud a nivel motriz y cognoscitivo. Algunos adultos mayores tal vez
presenten traumas adicionales si se les ha transferido a un entorno hacinado
que les es poco familiar; como consecuencia de haber vivido muchos años, las
personas mayores tienden a sufrir pérdidas múltiples, que incluyen los sistemas
importantes de apoyo. Los consejeros deben estar pendientes de los signos de
depresión en los damnificados ancianos ya que las pérdidas sufridas en el
desastre pueden sumarse a las anteriores y provocar depresión.
Las personas mayores tienen reacciones y
necesidades particulares después del desastre; al igual que con otras
subpoblaciones, los consejeros tienen que considerar muchos factores
individuales que distinguen a una persona de otra. Generalizar las necesidades
especiales del subgrupo ayuda a formular guías para el programa para
damnificados, de suerte que atienda las necesidades del grupo.
Muchos ancianos, en particular los de nivel
económico bajo, inmigrantes o trabajadores no calificados, pueden carecer de
recursos, estar en un estado físico en deterioro y perder los sistemas de apoyo
importantes en el vecindario destruido. Quizá también tengan más dificultades
para “navegar” por los canales del sistema de urgencia y teman perder su
“independencia”, si los consejeros se llegan a dar cuenta del deterioro de sus
facultades.
Los problemas que agudizan las dificultades de los
ancianos para resolver la crisis en la etapa posterior al desastre pueden
abarcar:
- La necesidad de reubicarse con miembros de la
familia donde la privacidad, el espacio personal y la rutina diaria son
una fuente de estrés;
- las dificultades con el horario de dormir y el
hecho de depender de medicamentos para conciliar el sueño, y
- la pérdida de “señales” para llevar a cabo las
actividades cotidianas, que conllevan la sensación de desorganización o
confusión.
Los consejeros de salud mental se pueden relacionar
mejor con los damnificados mayores si tienen en mente algunas de estas
características; estos ejemplos son un recordatorio de que hay que considerar
las características biopsicosociales de las poblaciones con necesidades
especiales, al analizar los factores de riesgo que influyen en la capacidad de
resolución de crisis en la etapa posterior al desastre.
El material de capacitación guiará la discusión
para detectar mejor las necesidades específicas de esta población y las
intervenciones correspondientes.
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REACCIONES
DEL TRAUMA
1. Concepto
de la muerte.
a) Reconocimiento de la mortalidad.
b) Reconexión en la memoria con el pasado y los amigos u otras épocas.
2. Regresión.
1.
Puede ser a largo plazo.
2. La persona puede entrar y
salir del estado de regresión.
3. Es posible que no reconozca a
los amigos actuales o familiares.
3. Pérdidas
múltiples después del desastre.
1.
Temor a la competencia por la ayuda que ofrecen las autoridades
(vivienda).
2. Pérdida del futuro y
desaliento.
3. Pérdida de la memoria de los
valores pasados.
4. Necesita
integrar la tragedia al contexto de la vida.
5. Se
desorienta al interrumpirse la rutina. Sensación paralela de aislamiento en
función del lugar y el tiempo.
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PARA
REFORZAR ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS
- Reconstruya y reafirme los nexos y las
relaciones. Las relaciones son la conexión con la vida; empero, deje al
anciano decidir con quién desea juntarse, no suponga que las relaciones
familiares son amistosas. Se necesita cercanía afectiva y física.
- Pregúnteles sobre sus inquietudes respecto de
la seguridad. Las personas mayores necesitan saber que tienen opciones, al
elegir una alternativa acerca de su seguridad. La evacuación es un tema
sumamente polémico en el desastre; los ancianos quizá estén más seguros
durante las evacuaciones si permanecen en sus casas, si esto es posible.
- Es importante conversar con los ancianos
acerca del efecto del desastre. Recuerde que pueden tratar de dilucidar su
vida y no el suceso que acaba de ocurrir, no evite esa ventilación.
Validar las inquietudes pasadas es una parte importante de ganarse la
confianza y prepararse para tratar los problemas actuales.
- Los consejeros de salud mental deben
comprender las lagunas en la comunicación, en las cuales las personas
mayores van y vienen entre el pasado y el presente. En la conversación del
anciano se pueden confundir eventos o relaciones pasadas en función de
realidades presentes. Cabe recordar que la discusión puede ser enteramente
racional y lógica desde el punto de vista del anciano.
- Si una persona mayor se olvida de un nombre,
lugar o parte de un suceso, el consejero debe tomar precauciones
cuidadosas para evitar presionar a la persona para que recuerde. Casi
siempre, el anciano se acordará, pero la presión inhibe la memoria.
- Los consejeros deben estar preparados para que
los ancianos hablen de manera esporádica del evento, dedicando breves
intervalos de tiempo a concentrarse en los detalles concretos de la
situación post-desastre.
- Los consejeros deben ser conscientes de que un
anciano de una minoría puede tener diferentes tradiciones y antecedentes
culturales; esto influirá en su “visión del mundo”, en especial por la
opinión que tenga acerca de los servicios y los organismos públicos de
socorro. Los servicios prestados a los grupos dominantes no tienen que ser
apropiados forzosamente a cada minoría. Por ejemplo, las diferencias que
los afroestadounidenses muestran al resolver la crisis y adaptarse pueden,
en realidad, ser diferencias de estilo y expresión. Otro ejemplo puede ser
el hecho de que los ancianos estadounidenses de origen asiático
subutilizan los servicios formales a su alcance; la falta de dominio del
inglés parece impedirles pedir servicios fuera de sus comunidades étnicas.
- Los ancianos quieren tener información
objetiva, pero asimilan los hechos poco a poco y, por tanto, piden que se
les repita la información varias veces. Con el tiempo, habrán integrado la
información, ello les dará un mejor control del evento mismo.
- A los ancianos se les debe dar descripciones a
corto plazo de lo que les sucederá de manera inmediata después del
desastre. Es necesario aclararles los horarios y lugares específicos de
los eventos; también ayuda el esbozar los sucesos en un calendario o reloj
para que puedan seguir de manera más fácil lo que pasará en el futuro. Los
consejeros tienen que pasar tiempo entrando en los detalles de las
necesidades básicas: quién ayudará a la persona mayor; dónde permanecerá
durante la noche; dónde conseguirá ropa; qué pertenencias puede rescatar.
- Hay que establecer las rutinas lo más pronto
posible, es incluso preferible reiniciar rutinas antiguas. Las rutinas son
el ancla en el proceso de envejecimiento.
- Es preciso asegurar al anciano que la falta de
concentración, la pérdida de la memoria, las dolencias físicas, la
depresión y cosas por el estilo son reacciones normales a la tragedia y al
desastre.
- Hay que hacer hincapié en apoyar la confianza
y la dignidad de la persona mayor, en todas las actividades posteriores al
desastre que se necesiten para devolverla a su hogar.
BIBLIOGRAFIAS:
- http://www.buenastareas.com/ensayos/Reacciones-Psicoemocionales-Del-Adulto-Mayor-Ante/2318871.html
- https://www.google.com.pe/search?q=REACCIONES+EN+ADULTOS+Y+ANCIANOS+EN+EMERGENCIAS&espv=210&es_sm=93&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=QFJsUuyIB5KvkAfMmoBY&ved=0CAcQ_AUoAQ&biw=819&bih=399#es_sm=93&espv=210&q=ADULTOS+Y+ANCIANOS&tbm=isch&facrc=_&imgdii=_&imgrc=-WBTf11wCsr8pM%3A%3BXEZm5Pmfuc178M%3Bhttp%253A%252F%252Fphotos.end.com.ni%252F2012%252F07%252F639x360_1343251352_Adultos.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.elnuevodiario.com.ni%252Fnacionales%252F258838%3B639%3B360






