MANEJO DEL DUELO EN EMERGENCIAS Y DESASTRES
Siempre es importante habilitar zonas donde se les reciba y se les pueda informar. Como
psicólogos debemos informar de nuestra labor ante tales casos, escucharles y
sobre todo enfatizar con ellos (debemos tener cuidado y no utilizar frases como
“sé por lo que estas pasando…” ya que nadie puede saber el dolor que están
sufriendo) creando una relación de confianza. Además no podemos descuidar sus
necesidades primarias (alimentación, alojamiento, transporte,…), pero
principalmente debemos ofrecerles información constante y concreta sobre sus
preocupaciones (estado de sus familiares) evitando las esperas.
Hay que hacerles comprender la normalidad de su estado (aquí hay que tener en cuenta la variabilidad de cada individuo en la expresión de sus emociones y sentimientos) ya que se encuentran en un suceso al que nadie está acostumbrado.
Para el comunicado de malas noticias debemos dar la información de forma paulatina y programada, siempre contándoles la verdad, pero con delicadeza y teniendo en cuenta la información que la persona es capaz de aceptar o soportar.
Hay que tener en cuenta que no se debe excluir a los niños de este apoyo, ya que al igual que lo adultos, necesitan conocer qué está sucediendo para ir asimilándolo a su modo (no utilizar mentiras, no usar eufemismos, no dar falsas esperanzas de regreso,…). Una vez comunicadas las malas noticias, a los familiares (que también son víctimas) les toca superar un proceso de afrontamiento de la muerte de sus seres cercanos.
Fases de afrontamiento de la muerte (Kubler-Ross, 1975).
No se han de entender como una evolución fija, no todas las personas experimentan el mismo proceso, aunque en todas las fases existe ESPERANZA.
1.La negación: en esta primera fase la persona acaba de recibir una trágica noticia y su asimilación depende de cómo se le comunique la noticia, también del tiempo que se disponga para asimilarla y de su capacidad para afrontar situaciones de cierta tensión.
2.La ira: una vez aceptada la noticia comienzan a desatarse sentimientos como la ira, rabia, impotencia, envidia y resentimiento hacia la vida, hacia aquellos que más quiere y hacia el profesional sanitario. La ira se desplaza en todas direcciones y se proyecta contra todos al azar buscando culpables a su alrededor. Es importante la comprensión y paciencia ante el estado de una persona que se enfrenta a este proceso de aceptación.
3.El pacto (negociación): Esta tercera fase constituye el primer paso de la aceptación de una mala noticia, fundamentándose en el principio de la equidad y la justicia. Tanto una persona afectada como los familiares suplican disponer de más tiempo de vida, fijando un plazo de “vencimiento” impuesto por uno mismo y la promesa implícita de que la persona no pedirá nada más si se le concede este aplazamiento, por medio de un “pacto con Dios (si es creyente) o con la sociedad en sí”.
4.La depresión o el dolor: La ira y la rabia se van convirtiendo en una sensación de pérdida. La falta de control en una situación trágica hace que los sentimientos de inutilidad surja, produciendo así un afectación depresiva.
5.La aceptación serena: En esta última fase, la persona acepta la situación, encontrándose muy debilitada por el cansancio que supone estar con un elevado estrés constante y sin enfado. Se pasa a un estado de resignación ante lo inevitable.
Después de la pérdida de un ser querido, la persona o el entorno entra en un estado de desequilibrio en el que se siente incrédulo y aturdido. Los impulsos se basan en actos en los que se libera la excesiva carga emocional con llanto, agitación, protesta, desasosiego y negación de la pérdida. Posteriormente se va atenuando la conducta derivada de que la persona no esté presente, buscando contacto casi permanente con los objetos que hayan tenido relación con la persona perdida.
En muchos casos es tal la separación con el mundo exterior que la conducta del afectado se desorganiza y puede aparecer desaliño o problemas con el aseo personal. Por último se produce una reorganización del entorno, el vínculo con los objetos internos se debilita y el sujeto establece vínculos con el mundo externo.
Con el tiempo los recuerdos se espacian y con una óptima recuperación la persona retoma sus costumbres. Se pueden dar cuatro tipos de manifestaciones del duelo:
■Afectivas: tristeza, enfado, culpa, ansiedad, soledad, desesperanza, fatiga, impotencia, shock, emancipación,…
■Físicas: vacío de estómago, opresión en el pecho, falta de aire, debilidad muscular, falta de energía, sequedad de boca,…
■Cognitivas: incredulidad, confusión, preocupación, sentimientos de presencia, alucinaciones, búsqueda de significado, incertidumbre ante el desarrollo de la tragedia,…
■Conductuales: lloro, trastornos del sueño y de la conducta alimentaria, conducta distraída, aislamiento social, suspiros, hiperactividad.
1.Los fallecidos no son víctimas psicológicas, por tanto quedan excluidos de atención de emergencias psicológica.
2.Los heridos graves: son víctimas a las que por lo general no se les puede aplicar ninguna terapia de emergencia psicológica, están a cargos de los servicios médicos y son ellos los que marcan las pautas de acción.
3.Heridos: Los heridos de una catástrofe, suelen presentar un cuadro de estrés postraumático, esto es, una reacción emocional ante un daño psicológico severo, agudo, intenso, y que ha amenazado nuestra propia supervivencia.
Con este tipo de víctimas, hay que establecer contacto empático inmediato, facilitarles que expresen-hasta de un modo inconexo- lo que sienten en ese momento, ponerlos en contacto con sus familiares si los hubiere, y en su defecto con otros heridos.
Es la primera fase para la superación del estrés postraumático: comprobar que hay otros como tú, identificarte con el drama de un modo externo. En el cuadro agudo de estrés es muy recomendable llevar al paciente a una zona aislada, asegurarse de que su propia integridad no corre peligro, y aseverar la empatía, sin querer cambiar en ningún momento el propio cuadro de estrés. El estrés debe salir por sí solo, sin ningún tipo de barrera.
4.Los familires/amigos: La primera fase que se presenta es la negación: “No puede ser, ¿por qué a mí?”. Bajo ningún concepto puede la realidad ser disfrazada ante estas víctimas, se les debe contar con tacto.
5.La víctima “culpable”: son aquellos familiares/amigos que participaron para que el fallecido o herido estuviese presente en esa catástrofe(organizar ese viaje para hacerle una visita a la víctima culpable, regalarle al fallecido/herido un viaje a esa zona, etc). Estas víctimas son sobre las que antes se debe incidir, para evitar que cuando lleguen al paso del pacto o negociación, no lleguen con ningún tipo de sesgo cognitivo.
6.El superviviente: Parecido a la víctima culpable, sólo que en este caso, es en primera persona. “¿Por qué no me habré muerto yo? La culpa es un sentimiento difícil de gestionar, es un sentimiento privado que nos dificulta el proceso de recuperación ante una situación de emergencia; al igual que la tristeza y la ira son emociones hermanas (la primera se da cuando pensamos que la meta que hemos perdido ya no es recuperable, la segunda cuando creemos que sí), la culpa y la hostilidad son emociones también hermanas (la primera se da cuando somos conscientes de que hemos hecho algo mal, y tenemos propósito de enmienda; la segunda cuando no lo tenemos). Y es muy sencillo en una situación de emergencia pasar de la culpa a la hostilidad, de preguntar por qué a mí, a pasar a agredir al personal sanitario o voluntarios. Esto ocurre porque necesitamos encontrar una respuesta rápida a lo ocurrido, debemos responder ante nuestra propia autonegociación; y la culpa es una emoción demasiado pasiva como para hallar una respuesta rápida y contundente para con nuestro sistema cognitivo-emocional. Los efectos psicológicos más frecuentes ante desastres suelen ser: irritabilidad, violencia, trastornos del sueño, vómitos, diarreas, pesadillas, ansiedad, agotamiento físico y mental…
Trastornos en definitiva que nos hacen cambiar nuestra forma de relacionarnos y por tanto entorpecen nuestra realidad social y merman nuestro desarrollo psíquico.
REFERENCIAS:
http://melesrevolution.wordpress.com/2013/07/26/la-superacion-del-duelo-victimas-y-psicologia-de-emergencia/
https://www.google.com.pe/search?q=primeros+auxilios+psicologicos
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